viernes, 23 de noviembre de 2012

¿Se hunde la bota?

¿Eres italiana? ¿Y de donde?”, “De Verona!”, respondo yo, lista para la frase siguiente, siempre la misma: “¡Verona! Qué bonita, la ciudad de Romeo y Julieta!”.
Y cada vez se dibuja una sonrisa en mi cara y mi pensamiento vuela a mi ciudad. Una ciudad rica de historia y de arte, incrustada en medio de verdes colinas, una plaza central de donde nacen callejuelas que fluyen a un castillo, a una fuente, a un río. Mi pensamiento vuela a mi país. “Bello” y rico.

¿Pero rico de que? Rico de mar, de montañas, de ciudades llenas de historia. Rico de arte y de cultura. El país de Dante, de Leonardo da Vinci y de Verdi. Italia: pizza, spaghetti y mandolina. Un país rico. Rico de todo lo que no es dinero. Rico de personas sin trabajo, de ancianos que tienen que robar en los supermercados para comer, rico de tristeza y humillación.

Y llega la segunda pregunta “¿Y qué piensas de Berlusconi?”. Cada vez que busco una respuesta mi cabeza está vacía. Un momento de silencio seguido de “Es difícil explicar…”. ¿Cómo se puede explicar el malestar que se siente viendo mi propio país así, arruinado? De Dante a Berlusconi. ¿Y porqué? No lo sé. Pero así está y mi país ha perdido su amarre y está desapareciendo en el horizonte. Los jóvenes escapan, no hay trabajo ni prospectivas de mejorar y la vida es más cara cada día.

¿Pero es la mejor decisión abandonar el barco? Yo no sé la respuesta, pero estoy segura de que quiero ser una de las personas que tiraràn de el para salvarlo. Porque quiero que mis hijos aprendan su cultura sin depender del mismo sistema y que la única persona importante y italiana que le mentirá sea Pinocchio.



Marina Bartolameazzi

3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Marina... ¡Es genial!
    Y eso sin tener en cuenta que no lo has escrito en tu lengua materna.
    Me recuerda mucho a una canción que solía escuchar. In Italia de Fabri Fibra.
    Y qué bueno lo de Pinocho.

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  3. Un artículo de lo más RICO, Marina. Has sabido no solo destacar todo lo bueno que tu país tiene, que no es poco, sino que además has destacado lo malo para luchar contra ello, como un fuerte y soldado cuyos objetivos nadie puede arrebatarle. Enhorabuena, yo, sin duda, te apoyo. Italia, como cuna junto con Grecia de las civilizaciones occidentales y como un país maravilloso, se lo merece.
    Dafne

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