jueves, 28 de febrero de 2013

"Billete de ida para huir de la rutina"


“Fuera de mi ventana solo veo coches veloces, motos alocadas que dejan el trafico atrás. He aprendido una pequeña verdad, el mundo te quiere rápido para que llegues a tiempo. Te quiere veloz para recordar solo el sonido de tu paso, y es por esto que cuando te acuerdas que no vas a ningún lado... ahí es cuando aceleras.”

Llegar a tiempo. Vivimos en torno a las agujas de un reloj. Solía tener la sensación de no saber qué hacer una tarde de un día entre semana excepto dormir y estudiar. Dormir y estudiar. Rutinas. Parece absurdo que con 18 años este contando que realmente me aburrían estas rutinas, me cansaban. Darte cuenta un día de que estás malgastando parte de tu tiempo sentada en el sofá viendo una película de George Clooney que ya te has visto 3 veces. Creo que justamente por el hecho de tener apenas 17 años, me daba más rabia estar en esa situación.
En unos años probablemente y si la crisis lo permite, todos estaremos trabajando. Algunos entrando a las 8h y saliendo a las 20h. Otros tendrán más suerte y saldrán a las 18h. Es decir, no tendremos el tiempo que disponemos ahora. Por lo que, es el momento de vivir, de soñar, de cumplir objetivos juveniles que seguramente con 40 años nos parecerán lo más absurdo, o al contrario, lo que marque la diferencia. Exacto, hay que marcar la diferencia. Ser distintos al resto. Salir, conocer sitios, gente, enamorarnos, prepararnos para el amargo o suave futuro que nos espera por delante.

No debemos vivir en el pasado y en las malas experiencias, hay que aprender de ellas. El tiempo no perdona, y antes que arrepentirnos por algo que siempre quisimos hacer pero que no llegamos, mejor arrepentirse por lo que hicimos. Arriesgarnos más, y sobre todo luchar. Piedras por el camino nos vamos a encontrar siempre, pero la satisfacción que se tiene cuando alcanzamos algo con el doble de esfuerzo es mucho mayor.

Así pues, lo último que me queda por decir es: Vive, ama, y déjate llevar.

Patricia Pajares de la Peña. 1.1

miércoles, 27 de febrero de 2013

NO al aborto


Soy antiabortista, y además me da igual si soy una entre un millón de gente que apoya al aborto. Parece que a todos se nos olvida de repente que el derecho a la vida es el derecho mas importante que tenemos. ¿Acaso le gustaría que intentarán matarle?, ¿no verdad? Probablemente le aterraría la simple idea. Pues no apoye usted el quitarle la vida a un bebé tampoco.

Parece increíble pero es cierto. Nos estamos convirtiendo en animales. El más fuerte va a por el más débil. Cruda realidad ¿eh? pero es así. Matamos a los fetos que no queremos solo por eso, porque son fetos, pobres, pequeños e indefensos fetos. Nadie es capaz de matar a su hijo cuando ya lo tiene en sus brazos, porque parece más persona y porque es delito matar. ¡Qué cobardes somos! Delito debería ser matar a la vida que creamos incluso cuando tiene apenas dos minutos, porque vida es la misma la de un feto de 4 semanas, que la de un bebé de cuatro meses, como la que tenemos cualquiera de nosotros con quince, cuarenta u ochenta años.

El número de interrupciones intencionadas del embarazo asciende en España hasta los 113.031 en 2011, y aunque es más baja que la de 2008 (115.812) vuelve a subir respecto al 2009, en el que se registran 111.482. 



¿Acaso nos creemos ahora dueños del universo, de la vida?. Nadie es nadie para quitar la vida del otro, ¿quienes nos creemos para decidir quién vive o quién muere? Vida solo hay una, y cuando se va, ya no vuelve. El derecho a vivir no es ninguna tontería así que, al menos, apoyando al aborto o no, reflexionen antes de cometer tal atrocidad como es matar a una criatura indefensa.



Mercedes Martínez Peña
1º Periodismo+Publicidad y RRPP

lunes, 25 de febrero de 2013

La libertad de cada pueblo es la cultura


“La libertad de cada pueblo es la cultura”. Con esta gran frase de Miguel de Unamuno terminó en la gala de los Goya, Enrique González Macho, su emocionante discurso. Inmediatamente, la pregunta que apareció en mi cabeza tras oír esta cita fue: ¿Por qué tantos y tantos años los hombres se han dedicado a amar la literatura, el arte, el cine, la belleza, la danza… la cultura?

Pues bien, reflexiono y me doy cuenta de que estoy completamente de acuerdo con la frase que citó el presidente de la Academia de cine. La cultura, el saber, las cosas bellas nos dan la capacidad de elegir qué es aquello que nos gusta; nos hacen realmente disfrutar de las cosas buenas, saber distinguir, ser selectivos y evitar que caigamos en la ignorancia y en los lugares comunes.

Pero, ¿de dónde surge todo este amor por conocer? Es cierto que la cultura es un reflejo del ser humano. Toda ella gira en torno a los aspectos antropológicos y los aspectos trágicos de la vida del hombre; y es por ello por lo que queremos descubrirla y entenderla, para finalmente conocernos a nosotros mismos.

El deseo de libertad está en todos los seres humanos también. Cuando los hombres no pueden ser libres se convierten en esclavos, incapaces de progresar y crecer. Si el hombre no puede leer, no puede escuchar, y se le impide el paso a los caminos de conocimiento, nunca será un hombre completo.

Libertad y cultura por lo tanto van de la mano. La libertad implica poder conocer, y a su vez conociendo nos hacemos libres. Debemos ser críticos con nosotros mismos y no dejar de interesarnos por las cosas que realmente nos hacen personas libres y felices, porque este es, en realidad, el fin de cualquier hombre.

Si cada uno por su lado se propone empezar a recorrer el camino del conocimiento, se formará una sociedad, un pueblo culto y por tanto, libre. No lo pienses más. Merece la pena


Verónica Martín Molina

viernes, 22 de febrero de 2013

Cambia de canal


Abro Twitter y leo que unas jóvenes se rajan los brazos para que Justin Bieber deje de fumar. ¿Estamos locos? Son casos aislados pero hablan de la sociedad en la que vivimos. Estados Unidos ha pasado de tener personajes como Muhammad Ali, que tiró su medalla de oro olímpica al río Ohio por no servirle comida en un restaurante debido a su color de piel a gente que se hace famosa por enseñar los abdominales en un reality.
            “Es que son americanos”, dice la gente mientras ve Telecinco. Solamente hace falta meterse en cualquier periódico digital para ver que aquí, estamos igual o peor que al otro lado del Atlántico. Políticos corruptos, subida del paro, país dividido… No sé a quién le extraña que la gente se enajene con el fútbol, porque yo lo veo lógico.
            Basta con coger un día al azar y ver las audiencias. El 1 de febrero, Sálvame Diario, Sálvame Deluxe y Hermano Mayor, entre los cuatro programas más vistos. ¿Dónde hay que firmar para que mis hijos sean unos fanáticos del fútbol? Y la culpa no es de los políticos, que de esta se libran, sino nuestra. Y que Rafa Mora tenga más seguidores que Rajoy, lo refleja.
            Pero quiero creer que hay esperanza. Por las mañanas en el coche escucho los programas matinales, y veo la luz, los domingos por la noche pongo La Sexta y me pasa lo mismo. Aún hay esperanza. La solución pasa por ser selectivos, rechazar lo que no consideremos adecuado y consumir lo que sí. La pregunta es, ¿qué consideramos adecuado y qué no?
            Mientras tanto, solo nos quedará seguir disfrutando con los éxitos del deporte. La selección de fútbol, Rafa Nada, Pau Gasol…Que hacen sonreír cada vez más a un país que lo necesita.





Juan Llorente. Periodismo y Publicidad 1.1

jueves, 21 de febrero de 2013

El eco de lo invisible


Quizás hayáis oído hablar de mí, es más, pondría una mano en el fuego a que sí, pero, ¿de verdad me conocéis? Yo diría que no. Soy ese sentimiento de soledad o felicidad, esa carne de gallina que recorre tu nuca al son de un suspiro, soy todas esas cosas que sientes cuando introduces los casquitos en tus orejas, o cuando pulsas el botón de reproducir.

 Ahora que ya sabes quién soy, te diré que, aunque tú no lo sepas, soy la esencia principal de esta vida. A veces he sido incluso llamado como el lenguaje que hablan los dioses, otros, también han asegurado que, sin mí, la vida sería un engaño.  Porque no hay nada mejor que llorar acompañado de un piano, o sonreír al ritmo de un agudo violín. Soy el único capaz de amansar a las fieras y de enloquecer a los mansos, soy una bala que entra por el oído e impacta en el corazón haciendo que tu soledad se pueble.

Si la vida tuviera un corazón, sería yo. Porque doy nombre a lo que no puede ser nombrado y puedo mostrar lo desconocido. Soy el mejor amigo del hombre, porque soy capaz de evadirle del mundo, y mostrarle otro diferente y perfecto que se esconde dentro del ombligo de una guitarra.

Está claro ¿no? Soy el eco de lo invisible; soy la música. 


Eduardo Llandres Cons