« Niños del milenio », « e-generación », « digital natives”, “generación virtual”, estos son todos los apodos para referirse a un segmento de la población, los nacidos entre los años 80 y mediados de los 90. Todos estos términos se refieren a los niños que crecieron con el ordenador, videojuegos y más tarde Internet. La influencia y la dependencia de nuestra generación a estas tecnologías es cada día más fuerte.
¿ Qué adolescente, estudiante o joven trabajador no tiene una computadora, un teléfono móvil o incluso una consola de videojuegos ? ¿Quién no ha utilizado nunca Internet, las redes sociales, o mensajerías instantáneas ? Si aplicamos estas preguntas a la generación de nuestros padres, ¿cuántos de ellos habrían respondido de manera positiva ? Probablemente muchos más que los jóvenes de hoy. Estamos realmente en el grupo de edad que ha recibido una de las más grandes revoluciones tecnológicas del siglo XX: Internet… Antes el periodista tenía que usar una máquina de escribir, acercarse a un editor o ir a la redacción, sin embargo hoy lo que necesita es una simple página web o un blog como este para hacer públicas nuestras obras, a nivel internacional, en poco tiempo. Podemos igualmente ir de compras, aprender, apostar, comunicar, comprar y vender, leer periódicos, escuchar música, ver películas y tambien engañar, humillar y estafar a la gente en un par de clics.
Aquí está el resultado de nuestro dominio de las nuevas tecnologías. Llegamos en un buen momento, hemos tenido la suerte de ver el principio de una tecnológia como Internet, que se desarrolla con una facilidad impredecible y perversa. ¿Qué « niño del milenio »puede realmente vivir sin su teléfono móvil o su ordenador ? ¿Quién no usa o ha usado el lenguaje SMS, aunque casi no sepa escribir correctamente su propio idioma ? ¿Quién no ha pasado horas y horas en el ordenador, pero sin trabajar ? Por desgracia, la realidad es mucho menos alentadoar de lo que pensamos. Debemos ser conscientes de que con estos avances, nuestra generación está constantemente empujando sus propios límites, en cualquier campo que sea...
Mathilde Muller Periodismo 1.1
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