“La gente, más que las cosas, tiene derecho a ser restablecida, revivida, reivindicada y redimida. Nunca rechaces ni deseches a nadie”
Cada vez queda menos para que estés entre nosotros. ¡Y parece que fue ayer cuando perdí los diez euros que mi hermano y yo nos habíamos apostado tratando de adivinar si serías niña o niño! Aun así, creo que han sido los diez euros que mejor he perdido. ¿Por qué? Sencillamente porque ya tu existencia de por sí es algo maravilloso. Cada vida humana es única y eso es algo que iras aprendiendo según crezcas.
Sin embargo no todo es oro en el mundo en el que te toca nacer. En este recién empezado siglo XXI, todo el mundo se halla sumido en una crisis, y no solo de aspecto económico, lo cual no deja de ser relevante. Estamos metidos en una crisis de valores, de humanidad y fe.
Fíjate, por ejemplo, que hay quien asegura que no eres una persona porque aún no te hallas fuera del vientre de tu madre ni tienes un pensamiento tan complejo que te permita “pensar racionalmente”. ¡Cómo si el formar parte de los seres humanos solo fuese pensar! Quizá no seas capaz de razonar todavía como yo u otra persona más madura pero, instintivamente, te sabes querida.
Pequeña Covadonga, puedo asegúrate que eres tan persona como cualquier miembro de tu familia. Algo semejante dice Sylock, el personaje de El mercader de Venecia al respecto: “¿acaso no sufrimos, no amamos, no nos reímos si nos hacen cosquillas, y no sangramos si nos pinchan?”. Porque, aunque seas del tamaño de un libro de texto puedes percibir, gracias a un instinto tan antiguo como el mundo mismo, que te aman ¿Acaso no es eso algo innato en el hombre?
Pequeña Covadonga, puedo asegúrate que eres tan persona como cualquier miembro de tu familia. Algo semejante dice Sylock, el personaje de El mercader de Venecia al respecto: “¿acaso no sufrimos, no amamos, no nos reímos si nos hacen cosquillas, y no sangramos si nos pinchan?”. Porque, aunque seas del tamaño de un libro de texto puedes percibir, gracias a un instinto tan antiguo como el mundo mismo, que te aman ¿Acaso no es eso algo innato en el hombre?
A pesar del mal que existe también hay belleza en la vida. No todo es como esos paños oscuros que, antiguamente, amortajaban a los difuntos. No, la vida es hermosa, pero solo si tú haces que sea bella. Nunca tengas miedo a afrontar los obstáculos que has de encontrar desde el momento en el que vengas al mundo. Errar es humano, y como persona, como la pequeña personita que eres, no te arrepientas de tus decisiones sean erróneas o acertadas. Y lo más importante: VIVE
Ana Romero Urquiza Humanidades y periodismo
Una carta sensible, auténtica y verdadera... si algún día Covadonga, que será tu hermanita o sobrina o amiga, pudiera llegar a leerlo, sería muy edificante para su vida. Enhorabuena, Ana, has sabido recoger la esencia de la vida humana, el errar no debe preocuparnos, y es algo que desde pequeñitos debemos saber.
ResponderEliminarDafne
Muchas gracias Dafne!
ResponderEliminarAna