Despertarse por las mañanas, ver,
tocar, oler, oír, sentir, el ruido de las olas, del viento, la luz. ¿Cuántos de
nosotros somos capaces de olvidar nuestras preocupaciones para maravillarnos
ante ese espectáculo? Resulta evidente que la mayor inconsciencia del hombre es
la de su propia vida. Porque todo lo que necesitas para vivir son los demás.
Pero a mi se me cayó el cielo. Se
me cayó por todo lo que jamás pude creer o por todo lo que no pudo llegar a
ser. Se me cayó por todo aquello que le faltó.
Justicia. Eso es lo primero que le faltó al cielo. Arreglar
cuentas, equilibrar balances, devolver algo de esperanza y demostrar que vivir
realmente ha valido la pena. La forma
despiadada en que tiró por la borda cada cosa que me hizo feliz. En mi caso, la
justicia de poder quererte de cerca esa que no pudo ser, y que por no poder
ser, todo lo que había sido, dejo de ser. Así, sin más.
Porque yo todavía era una niña,
pero nunca he vivido tan en serio y porque nunca, tampoco, me costó menos
trabajo vivir.
Sin embargo, por encima de todo lo que le faltó al cielo, lo que
no pude creer en ningún caso, fue la definición de verdad. Si la verdad se
reduce a lo que nos explicamos o nos explican, entonces la mentira no existió
jamás. Y yo, a medida que canjeo años por juventud, me voy dando cuenta de que
hay cosas que ni pueden ni deben ser relativas. Lo absoluto solo tiene sentido
cuando llevas demasiado tiempo a merced de lo relativo, y ya has podido
descubrir lo yermo, estéril e infructuoso que te resulta para ser feliz.
Quererse es un valor absoluto, como también lo es confiar, creer o comprometerse. No puedes embarazarte un poco, ¿ a que no ? Pues si lo piensas, casi todos los valores realmente importantes de la vida también son discretos, binarios... tampoco admiten puntos medios, ni muertos y no están hechos para gente a medias. Mentir es vivirse a medias. Y la otra mitad es lo que llamamos muerte.
Habré perdido muchas cosas, y habré
ganado otras cuantas. Me habré llevado muchas decepciones, pero demasiadas
alegrías. Que en esta vida todo vale y todo pasa. Que quiero estar donde y tal
como estoy ahora mismo (soy de las que piensa que todo pasa por algo). Que
puede que no siempre haya justicia o verdad. Solo le pido al cielo tacto. Tacto
para acabar con la mayor de las ilusiones, tacto para destruir el mayor de los
amores, o tacto para llevarse a personas insustituibles. Porque si los demás
son todo lo que necesito para vivir, espero ser todo lo que necesiten los demás.
Paula Jaro
¡Muy bueno! Qué bien escribes.
ResponderEliminarMuy bueno Jarich
ResponderEliminarVic