sábado, 16 de febrero de 2013

Valentín se escribe con "V" de Victoria


Mujer: Ser contradictorio que, aun odiando San Valentín y jurando no gustarle los regalos, es capaz de asesinar sin piedad a todo hombre que se atreva a cruzar la puerta sin un peluche cutre, una tarjeta pomposa o una caja de bombones hortera en forma de corazón.

La cruda realidad. Sin anestesia.

Mentiría si dijese que me gusta esta fecha, que la tengo marcada en el calendario. Es más, siempre he sentido vergüenza ajena ante las  muestras de amor en público o las escenas de las películas americanas en las que el protagonista contrata a una panda de mariachis para declararse a la chica, fundiéndose entonces en un interminable beso vomitivo.
Pero a medida que transcurre el dichoso 14 de Febrero y veo que no me han regalado ni una mísera margarita mustia, me transformo.
Me vuelvo una forofa de San Valentín, una afiliada a “las rosas rojas”. Muto en una amante de los osos con mensajes como “toma mi corazón”; en una fiel seguidora de los “te amo” gritados por Bisbal y Bustamante.
Basta con enterarnos de que “el novio de la prima de mi amiga” le ha sorprendido con velas, pétalos de rosa y champagne, para mimetizarnos con el ambiente y exigir a nuestros respectivos maridos, amantes o novios un “San Valentín digno”. Aunque en sí, lo odiemos

Mujeres. Bombas de relojería, material radioactivo, explosiones imparables. Una especie capaz de ser enigmática y cruel luciendo la careta de dulce y  paciente. 
Bajo nuestra sonrisa cálida se esconde un depredador sanguinario, una fiera.
 Le servimos la venganza al hombre en cualquier plato. Lentamente.
Estrategas natas; soldados de primera línea de batalla.
Rubias, morenas, pelirrojas… Todas con la misma esencia, con ganas de pelea, con el arte de confundir.

En un día como el de “los enamorados” teníamos que hacer honor a los genes, y desconcertar a los pobres hombres que creen tenerlo todo “controlado”. Los cuales han salido de casa sin armadura, felices porque a sus chicas “no les gusta esta fecha”. “¡Uff! De la que me he librado”-piensan ingenuos.
 “No si… me da igual”-decimos mientras amasamos como panes una lenta tortura. Y me pregunto…¿ qué mejor día que el del amor mundial para hacerlo? Voilá.

Así que hombres, ya sabéis. No deis un paso en falso, aprended a descifrar cada palabra que salga de nuestras bocas, porque todo está pensado. No conocemos el significado de “accidental”.
Sed prudentes e inteligentes. No os dejéis confundir… y  recordad que cada 14 de febrero una retirada a tiempo, jamás será una victoria

Cristina Bruzon Jáudenes. Periodismo 1.1

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