lunes, 25 de febrero de 2013

La libertad de cada pueblo es la cultura


“La libertad de cada pueblo es la cultura”. Con esta gran frase de Miguel de Unamuno terminó en la gala de los Goya, Enrique González Macho, su emocionante discurso. Inmediatamente, la pregunta que apareció en mi cabeza tras oír esta cita fue: ¿Por qué tantos y tantos años los hombres se han dedicado a amar la literatura, el arte, el cine, la belleza, la danza… la cultura?

Pues bien, reflexiono y me doy cuenta de que estoy completamente de acuerdo con la frase que citó el presidente de la Academia de cine. La cultura, el saber, las cosas bellas nos dan la capacidad de elegir qué es aquello que nos gusta; nos hacen realmente disfrutar de las cosas buenas, saber distinguir, ser selectivos y evitar que caigamos en la ignorancia y en los lugares comunes.

Pero, ¿de dónde surge todo este amor por conocer? Es cierto que la cultura es un reflejo del ser humano. Toda ella gira en torno a los aspectos antropológicos y los aspectos trágicos de la vida del hombre; y es por ello por lo que queremos descubrirla y entenderla, para finalmente conocernos a nosotros mismos.

El deseo de libertad está en todos los seres humanos también. Cuando los hombres no pueden ser libres se convierten en esclavos, incapaces de progresar y crecer. Si el hombre no puede leer, no puede escuchar, y se le impide el paso a los caminos de conocimiento, nunca será un hombre completo.

Libertad y cultura por lo tanto van de la mano. La libertad implica poder conocer, y a su vez conociendo nos hacemos libres. Debemos ser críticos con nosotros mismos y no dejar de interesarnos por las cosas que realmente nos hacen personas libres y felices, porque este es, en realidad, el fin de cualquier hombre.

Si cada uno por su lado se propone empezar a recorrer el camino del conocimiento, se formará una sociedad, un pueblo culto y por tanto, libre. No lo pienses más. Merece la pena


Verónica Martín Molina

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