Cuando éramos pequeños hacer amigos eran tan simple como presentarse y preguntar ¿quieres ser mi amigo? Nuestra mente estaba liberada de cualquier opinión ajena. Imaginábamos cualquier cosa gracias a nuestra mente infantil, despreocupada e inocente. Hay miles de sueños imposibles… infinitos. ¿Nunca has querido que las nubes fuesen mullidas como el algodón para probarlas?
¿Os acordáis de uno de
nuestros principales sueños? Hablo de volar. Gracias a esa genialidad de un
crío los hombres hemos querido estar más y más cerca del cielo,tocarlo con la
punta de los dedos. Todos y cada uno de nosotros seguimos con esa antorcha de
esperanza en el corazón ,con la ambición de poder planear como pajarillos. Asi que
amigo,dale las gracias al niño pequeño que fuiste una vez por grabar eso en tu
ser.Y si de verdad no es así, habéis fracasado como mocosos.
Gracias a la infancia muchos de nosotros tenemos otro gran sueño. Esa maravilla que
naufragará por nuestra cabeza. Quizá para algunos el primero. ¡Piénsalo vamos!
Te doy 3 segundos: 3,2,1 ¿Pensabas en poder ser invisible? ¿sí? Pero la
pregunta real no es esa,sino ¿Quién es incapaz de no imaginarlo? Tener la capa
invisible de Harry Potter para poder andar por los pasillos sin que nadie nos
vea. Por la primera entrega de Harry
Potter algunos jóvenes tenemos esperanza en la magia. Esa película nos llevó a
todos a crear “potingues”, imaginando que eran pociones mágicas, o a querer
tener un dragón como mascota.
Podremos tener 20,50 u 80 años,pero esa diminuta fracción de nosotros que aun nos hace creer que quizá algún día esos sueños imposibles se hagan realidad,jamás se separará de nosotros. Ese trocito de esperanza y ansia a la vez causada por la locura de poder volar o teletransportarnos dejará mella en cada ser humano.
María Rodríguez Lefler. 1ero de Periodismo,Publicidad y Relaciones Públicas.
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