No quisiera
despedirme de ti sin antes recordarte lo importante que has sido para mí.
Hace
un año me llevé nuestra maleta de recuerdos lejos de nuestra querida isla, pensé
que sería imposible deshacerme de ella, pero no tardé mucho en tirarla.
Tiré cuatro
años de broncas, de sueños rotos, de promesas sin cumplir. También destruí el recuerdo de nuestro primer
sábado, aquel en el que me temblaba el cuerpo entero pensando que jamás volvería
a sentir por nadie lo que sentí contigo aquel día.
Las canciones
que firmamos en nuestra memoria, la pasión escondida sólo para nosotros, lo egoístas
que fuimos… todo ha desaparecido.
Olvidarte teniéndote cerca era demasiado difícil,
son muchos años en el mismo lugar y ahora que vivimos vidas paralelas ya no hay
sufrimiento. Ahora todo nos va bien y la vida te sonríe.
Sólo espero que esa chica sepa valorarte y te haga feliz cada día.
Gracias a la distancia, pues ha sido el único remedio a esta enfermedad. Y por supuesto, gracias a ti... por los momentos.
Sonríe, siempre.
Sé que te debo un café.
Cristina Llamas
Periodismo 1.1
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