Hay veces en la vida en las que crees
que algo en tu vida ha cambiado. Te miras en el espejo y veo algo diferente en
mi rostro. No sabría decir exactamente qué es. Mis ojos tienen un brillo
especial, como vidrioso; mis mejillas han adquirido un rubor único; mis labios
tienen un sabor original y nunca paladeado por mí. Ya se lo que hay de
diferente en mi cara. Eres tú.
Antes de ti, la vida era una fotocopia
en blanco y negro y el destino una meta a la que no me apetecía llegar. Tú
estás entre los apetecible, lo eterno y lo verdadero. Me enseñaste a ser fuerte
y a luchar ante las dificultades. Tú me haces fuerte. Me pintas una sonrisa
cuando ni si quiera me acordaba de que estaba ahí, escondida.Me has enseñado a
creer en mí misma y a no rendirme nunca, también me has enseñado a hacer una
mueca de desprecio al dolor y a que cuando llega en su máxima acepción darle la
espalda.
Contigo he aprendido que a veces tengo
que olvidarme de mí misma para ser tú. Disfrazaremos tú de mí y yo de tí. Me ha
costado mucho llegar hasta aquí, pero por fin he alcanzado mi regalo, siendo feliz
por ti, más que por mi misma.
Eres mi parte favorita de la canción,
eres como el comienzo de vacaciones, eres como un refresco frío en una tarde
calurosa de verano, eres el abrazo de una persona a la que hacía mucho tiempo
que no veías, eres mi comida favorita, mi libro de cabecera, mi película
favorita, eres París por la noche o Venecia por el día. Eres cosquillas,
carcajadas en medio de una película, el timbre de fin de clase, eres
poesía, unos zapatos nuevos para estrenar, eres estar en casa, comer un helado
con extra de chocolate, eres la llegada del buen tiempo, aprobar un exámen.
Eres más que todo eso. Una bomba, una explosión de sentimientos.
Gracias a ti, por fin conozco una parte
de mi final. Tú eres mi final y tu destino es estar conmigo, a mi lado,
haciéndome feliz, porque desde que llegaste, no he parado de sonreír.
María Salcedo García Periodismo 1.1
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